Aspectos formales

Aspectos formales
Pese a su internacionalización, el arte románico presenta una gran variedad de corrientes estilísticas que dependen del momento y de la zona, así como del bagaje cultural y artístico de los promotores y de los artistas. En general, en las artes figurativas las formas tienden a la distorsión respecto a las formas del natural, a la supeditación a esquemas geométricos, a la abstracción y a una cierta rigidez. Sin embargo, también se pueden dar soluciones basadas en una cierta expresividad y dinamismo, u otras que se inspiren en el arte de la antigüedad.
También es característica del románico la vivacidad de colores. La densidad de los pliegues y los contornos limpiamente definidos en unos cuerpos sin ninguna referencia a la tercera dimensión. Pero en torno al año 1200, el arte experimenta una fuerte renovación, como el modelado de cuerpos, que presentan más volumen, un tratamiento más verosímil del movimiento y los gestos, así como unos rostros más expresivos.
Respecto a la escultura, se recupera el sentido del modelado, que busca en la piedra contrastes de luz y sombra. La aportación de la antigüedad es especialmente visible en algunos conjuntos inspirados en sarcófagos romanos antiguos (esta aportación es especialmente significativa en la obra del célebre Maestro de Cabestany) y también en los capiteles de tipo corintio. Así se puede ver en los capiteles de Besalú, con un esquema basado en dos o tres filas de hojas de acanto y en las volutas desarrolladas en los ángulos. Junto con esta atención a los temas vegetales, también se desarrollan representaciones figurativas, como muestran los pilares de Sant Miquel de Camarasa.