• Museu Nacional - Itinerari virtual Romànic

    La arquitectura como marco de las artes

    Durante los siglos XI, XII y XIII, las construcciones de carácter civil y militar, como los palacios y las fortificaciones, alcanzaron una gran importancia. Los restos que se conservan son escasos si se compara con las obras de tipo religioso, de modo que la mayor parte de conocimientos que hoy se pueden aportar sobre la arquitectura y el arte de la época románica están relacionados con iglesias y conjuntos catedralicios y monásticos.

    Para comprender el sentido de la mayor parte de obras románicas, es necesario tener en cuenta que el edificio constituye el marco del resto de producciones. El espacio interior se adaptaba a las necesidades litúrgicas de cada centro y, por lo tanto, se encuentra jerarquizado. Uno de los puntos más relevantes es el altar y su entorno, el presbiterio, donde se celebra el acto esencial de la misa: la Eucaristía. La forma más habitual de altar es la de mesa, con revestimientos que pueden ser tanto manteles como plafones pintados o esculpidos, o estar cubiertos de mentales preciosos como oro o plata. Gran parte de los objetos y las obras van destinados a este espacio (baldaquinos, frontales de altar, imágenes, etc.). Por todo ello, el ábside, que preside el presbiterio y el altar, acostumbra a ser el lugar de la iglesia donde se ubica la representación pictórica más importante, centrada por una teofanía o representación de la divinidad.

    La iglesia de Santa Maria de Taüll es el ejemplo más completo que se conserva de la decoración pictórica de un interior románico. En la bóveda del ábside encontramos la Epifanía o adoración a los Reyes, con la Virgen como trono del niño Jesús. Completan el conjunto escenas del Juicio Final y otras historias bíblicas en los muros, así como en las columnas y los arcos de separación de las naves. Las diferencias estilísticas evidencian la mano de dos maestros, el que pintó el ábside y el autor del Juicio Final.

    El interior de un edificio románico resultaba mucho más suntuoso de lo que los restos actuales nos permiten imaginar. Es necesario apuntar la necesidad de objetos destinados al culto, desde las imágenes hasta los vasos sagrados utilizados en torno al altar. En estos casos, la producción fue muy variada en cuanto a materiales y técnicas, pero cabe destacar los talleres de orfebrería especializados en trabajar el oro, la plata y los esmaltes.

    En el exterior de los edificios se introdujo progresivamente la decoración escultórica o pictórica en los puntos más destacados, que se extenderá por portadas y claustros, así como también en el mobiliario litúrgico o en el de uso funerario. Un ejemplo paradigmático de decoración escultórica es el de la portalada de Santa Maria de Ripoll.

  • Museu Nacional Art Catalunya | Aspectes formals

    Aspectos formales

    Pese a su internacionalización, el arte románico presenta una gran variedad de corrientes estilísticas que dependen del momento y de la zona, así como del bagaje cultural y artístico de los promotores y de los artistas. En general, en las artes figurativas las formas tienden a la distorsión respecto a las formas del natural, a la supeditación a esquemas geométricos, a la abstracción y a una cierta rigidez. Sin embargo, también se pueden dar soluciones basadas en una cierta expresividad y dinamismo, u otras que se inspiren en el arte de la antigüedad.

    También es característica del románico la vivacidad de colores. La densidad de los pliegues y los contornos limpiamente definidos en unos cuerpos sin ninguna referencia a la tercera dimensión. Pero en torno al año 1200, el arte experimenta una fuerte renovación, como el modelado de cuerpos, que presentan más volumen, un tratamiento más verosímil del movimiento y los gestos, así como unos rostros más expresivos.

    Respecto a la escultura, se recupera el sentido del modelado, que busca en la piedra contrastes de luz y sombra. La aportación de la antigüedad es especialmente visible en algunos conjuntos inspirados en sarcófagos romanos antiguos (esta aportación es especialmente significativa en la obra del célebre Maestro de Cabestany) y también en los capiteles de tipo corintio. Así se puede ver en los capiteles de Besalú, con un esquema basado en dos o tres filas de hojas de acanto y en las volutas desarrolladas en los ángulos. Junto con esta atención a los temas vegetales, también se desarrollan representaciones figurativas, como muestran los pilares de Sant Miquel de Camarasa.

  • Sant Climent de Taüll

    El arte románico en Cataluña y su relación con el arte europeo

    En los condados catalanes, el arte románico se manifestó desde principios del siglo xi y perduró hasta bien entrado el siglo xiii. En la arquitectura y el arte existe una dependencia de los grandes centros europeos, especialmente de los de Italia y Languedoc, de forma que las influencias externas resultarían determinantes para las sucesivas transformaciones.

    En sus inicios, los centros artísticos más importantes reflejan una continuidad respecto del siglo x, marcado por la tradición carolingia, tal como se aprecia en la iglesia del monasterio de Sant Pere de Rodes. Durante gran parte del siglo, la arquitectura presenta unas soluciones derivadas del mundo tardoantiguo y de Italia, que serán utilizadas también en buena parte del Mediterráneo occidental. El ejemplo más importante, de entre los que se conservan, es el de Sant Vicenç de Cardona. No nos podemos olvidar de la ilustración de manuscritos, con escritorios como el del monasterio de Ripoll.

    La pintura, especialmente alrededor del 1100, presenta diferentes tendencias, unas marcadas por las influencias italianas, otras más vinculadas con centros artísticos franceses. Es en estos momentos cuando trabaja un pintor extraordinario en Sant Climent de Taüll, iglesia consagrada en el 1123.

    La aportación de las corrientes y de los talleres de origen foráneo será también una constante que alimentará las transformaciones arquitectónicas y artísticas en el período comprendido entre la segunda mitad del siglo xii y los alrededores de 1200. Las influencias llegadas desde Tolosa de Languedoc serán la base más significativa de la escultura desde mediados del siglo xii. Hacia el año 1200, una profunda renovación, claramente favorecida por la aristocracia y las cortes, representó la incorporación del ámbito catalán a tendencias de carácter bizantino. En algunos casos, las manifestaciones reflejaron las novedades que más tarde darían paso al gótico.

  • El componente simbólico

    El arte románico está marcado por el simbolismo, de forma que los episodios y los personajes se han de interpretar en función de su valor simbólico, más que por el narrativo. El repertorio temático se basa fundamentalmente en la Biblia y en las vidas de santos.

    Los temas seleccionados y su ubicación dentro de la iglesia responden a diversas finalidades. En primer lugar, a un sentido didáctico dirigido a los fieles, a quienes se debía ilustrar sobre los aspectos esenciales de la religión: las imágenes son la Biblia de los iletrados. Con frecuencia los temas aparecen como una advertencia del peligro de caer en el pecado o bien como una imagen de la lucha entre el Bien y el Mal. También el culto y la liturgia influyen en la organización de los temas, en la medida en que son el reflejo de las ceremonias y los actos que podían tener lugar dentro y fuera de las iglesias. En algunos casos también se ha observado un sentido político, entendido como muestra de poder o como alusión a los gobernantes.

    Sin embargo, detrás del simbolismo más inmediato de las escenas, también existen otros niveles de interpretación que no siempre estaban al alcance de todos los espectadores. Algunos temas son difíciles de interpretar o aparecen en puntos alejados del ojo del espectador.

  • Museu Nacional Art Catalunya | Romanic

    El marco histórico del arte románico

    El arte románico responde a un contexto histórico concreto, marcado por unas condiciones favorables que se fueron produciendo desde mediados del siglo x, cuando gradualmente Europa occidental va recuperándose después de un tiempo de inestabilidad. Esto se traduciría en la mejora de las técnicas agrícolas, en un aumento demográfico, en la revitalización del comercio y en mejoras en las comunicaciones. Es la época del feudalismo, basado en una estructura social muy jerarquizada.

    La Iglesia participaba de esta estructura, de entrada como defensora de unos valores espirituales. Desde la sede papal en Roma se puso en marcha una profunda reforma, conocida como Reforma Gregoriana, con objeto de luchar contra la relajación moral del clero y dirigida, asimismo, a fortalecer la independencia de la Iglesia respecto al poder laico. Este ambiente de renovación se tradujo en una impresionante política constructiva que impulsaría nuevos edificios y la renovación de otros ya existentes.

    El interés por Tierra Santa (Jerusalén, Belén, etc.), donde había vivido Jesucristo, y por los centros que albergaban las reliquias de santos más preciadas (especialmente Roma y Santiago de Compostela), condujeron al desarrollo de una serie de vías de comunicación para la peregrinación, que contribuyeron a la internacionalización del hecho artístico. La circulación de conocimientos supuso la llegada a Occidente de la influencia del arte bizantino, tanto en pintura como en escultura. Las cruzadas, expediciones cristianas para liberar Tierra Santa de los musulmanes, que se iniciaron a finales del siglo xi, también favorecieron la intensificación de los contactos. La relación con el mundo islámico comportó también un gran enriquecimiento en el ámbito cultural y artístico.

  • Frontal d’Avià

    El románico en contexto: dónde, cuándo y cómo

    El término románico fue adoptado en el siglo XIX para designar unas manifestaciones artísticas que se consideraban deudoras del arte romano de la antigüedad, especialmente en la arquitectura. Desde entonces se ha utilizado esta palabra, aunque debemos tener en cuenta que el arte que se desarrolló en plena edad media, fundamentalmente durante los siglos XI y XII, presentaba una gran variedad de tendencias.

     
    En sus inicios enlaza con el mundo carolingio (últimas décadas del siglo VIII – siglo IX) y con el mundo otoniano (mediados del siglo X – primer tercio del siglo XI), mientras que en su final convive con las primeras manifestaciones del arte gótico, que surgen aproximadamente a partir de 1140.
     
    Geográficamente comprende una parte muy importante de Europa, especialmente la meridional y occidental, desde Escandinavia hasta el Mediterráneo, aunque también se introduciría en Tierra Santa. El románico es el primer arte medieval occidental que alcanzó la homogeneidad e internacionalización, si bien se produjeron numerosas variantes regionales.
  • Museu Nacional Art Catalunya | Promotors

    Los promotores y los artistas.

    La iniciativa de las construcciones se encontraba, principalmente, a cargo de las autoridades condales, eclesiásticas y de la nobleza, que las financiaban en gran medida con donaciones. Un buen ejemplo son las pinturas del ábside de la iglesia del monasterio de Santa Maria del Burgal, donde además de los personajes bíblicos se halla la representación de la promotora y de la familia condal: la condesa Lucía, mujer del conde Arnaldo I de Pallars Sobirà. Aparece en una actitud de ofrecimiento, con una pose respetuosa, de acuerdo con el momento solemne de la ofrenda.

    La portalada de Ripoll es también un buen ejemplo de la importancia de los promotores. Su amplio panorama escultórico puede alcanzar sentido más allá de lo estrictamente religioso, por evocar la ceremonia de consagración de la iglesia por parte del abad Oliva, en el año 1032, quien sería el emprendedor de una gran actividad constructora que se pone de manifiesto en la importancia de Ripoll como centro monástico de relevancia internacional.

    El arquitecto o maestro de obra, junto con los talleres de escultores o pintores, trabajaba según la iniciativa del promotor y según un programa definido, a la vez que aportaba su capacidad para proyectar y su dominio técnico. El artista trabajaba a partir de modelos establecidos, a pesar de que también eran aceptados unos ciertos márgenes de creatividad. Además, se sabe que algunos de ellos estaban integrados en las propias comunidades. A diferencia de épocas más recientes, es más fácil conocer el nombre de los promotores que el de los artistas, situación que no cambiará hasta el arte gótico.

     

    Para saber más

    Uno de los pocos cuyo nombre es conocido en Cataluña es el escultor Arnau Cadell, quien se representaría a sí mismo esculpiendo un capitel en el claustro de Sant Cugat del Vallès. Más adelante, en pleno siglo xiii, el frontal aragonés de Gia albergará una inscripción con el nombre de su autor, Joan, un gesto que se ha de interpretar como signo de autoafirmación y orgullo.

    Los historiadores del arte utilizan el término maestro para designar al autor de una obra o de un conjunto de obras estilísticamente afines. La propia naturaleza de las obras determinaba que los arquitectos, escultores de piedra y pintores muralistas tuviesen que trasladarse a trabajar de un lugar a otro, atendiendo los encargos que recibían. Sin embargo, también había talleres estables, como se conoce a partir de la producción de esmaltes procedente de Limoges.

    Estos talleres, obradores y agrupaciones artísticas itinerantes se situaban cerca de las sedes de las diócesis más importantes y de las grandes abadías, que eran sus principales clientes. No sabemos casi nada de los talleres que trabajaron en Cataluña en la época del románico. Solamente, y como hipótesis, se habla de la existencia de un taller a partir de las afinidades estilísticas o técnicas en diversas obras. En Cataluña se ha hablado de supuestos talleres, como los de Ripoll, la Seu d'Urgell, Vic o Girona.

  • Museu Nacional - Itinerari romànic

    Retirada, traspaso y llegada al museo. La técnica de la pintura mural.

    La parte más importante de la colección de pintura mural del museo se reunió en una operación llevada a cabo entre los años 1919 y 1923. Se había descubierto que las pinturas románicas de la iglesia de Santa Maria de Mur, en el Pallars Jussà, se habían vendido y se estaban arrancando del muro. Se consideró que el resto de la pintura mural románica catalana estaba en peligro. La actuación decidida de la Junta de Museos y de Joaquim Folch i Torres, en aquel momento director del museo, dio un giro a la situación. Entre el otoño de 1919 y 1923, se adquirieron las pinturas, se arrancaron de su soporte original, los muros de las iglesias, y se trasladaron a Barcelona, donde se fijaron en otro soporte y se prepararon para ser expuestas en el museo.

    Casi todas las pinturas murales románicas del museo se arrancaron con la técnica del strappo, es decir, solamente se extrajo la capa pictórica y se dejó el revoco en la pared de origen.

    En el proceso técnico de pintar al fresco sobre el muro, los pigmentos se aplican en el muro encima de una capa de mortero que todavía está húmeda. Cuando el mortero se seca, los pigmentos cristalizan junto con el mortero.

    En Cataluña, los pigmentos más utilizados en la época románica eran las tierras naturales de origen pirenaico: hematites para el rojo o aerinita para el azul. En casos excepcionales se utilizaban de importación, como el lapislázuli y la azurita para el color azul.