Sobre un fondo negro se yergue la figura de Jesucristo, de medio cuerpo, vestido con túnica de color carmesí pálido, que sostiene la cruz entre su hombro izquierdo y sus dos manos. La pesada carga de la cruz y los estragos del sufrimiento padecido se muestran en la contorsión de sus dedos. Completan el momento devocional y dramático la cabeza coronada de espinas, así como la enorme tristeza interior que se expresa mediante la mirada perdida en el vacío, las cejas levantadas y la boca entreabierta. La cruz marca una diagonal muy visible en medio de la composición, cuyo leño es profundamente plano, en contraste con el cuerpo y la ropa, que tienen un volumen casi escultórico.

Cristo con la cruz a cuestas fue una composición muy explotada por Morales, su taller y seguidores. Todas derivan de un mismo modelo, sobradamente conocido, realizado por Sebastiano del Piombo para el conde de Cifuentes, fechado en 1537,  y que actualmente se conserva en el Hermitage de San Petersburgo.